viernes, 31 de julio de 2009

Empatía



Empatía

El término “empatía” significa, principalmente, compasión, condolencia, comprensión, asimilación, etc. Normalmente, lo usamos cuando queremos indicar que somos capaces de ponernos en los zapatos de otra persona y comprender cómo se siente esa persona.

¿Podemos mostrar o sentir empatía, incluso si no hemos tenido una experiencia similar a la de la otra persona? Algunos creen que sí, otros opinan que no. Para algunas personas, sentir empatía es algo natural, porque quizás, son más sensibles a las necesidades emocionales de los demás. Pero, para otras personas, es más difícil llegar a comprender cómo se siente otro ser humano, si no han tenido una experiencia similar.

Personalmente, creo que no hay una respuesta correcta o incorrecta con respecto a si necesitamos haber tenido una experiencia similar a la de otra persona para comprender cabalmente cómo se siente. Creo que el sentir es algo muy personal y que la empatía depende mucho de cómo es cada persona particular. Hay personas que han desarrollado esta habilidad más que otras, por ejemplo.

La percepción de la intensidad de lo que sentimos, también es muy particular. Al respecto, recuerdo que estando en una sala de emergencias y en una situación extremadamente grave, el médico me pidió que clasificara mi dolor en una escala del 1 al 10. A lo que le respondí: “¿Según la escala de quién?”. Debido a que yo tengo un alto nivel de tolerancia al dolor, para mí (según mi escala) ese dolor era de un nivel 5, mientras que para cualquier otra persona, con un nivel de tolerancia al dolor mucho menor, ese mismo dolor sería de un nivel 11. (Nota al margen - La razón por la cuál estaba en la sala de emergencias era porque tenía una peritonitis aguda y me operaron de urgencia, lo cuál salvó mi vida, literalmente).

A veces me pregunto si realmente podemos comprender con exactitud cómo se siente una persona. Según el grado de importancia que tengan las cosas para nosotros, un hecho desafortunado (como la pérdida del empleo, una ruptura sentimental, un desalojo, etc.) puede vivirse con diferentes grados de intensidad, que van a variar de una persona a otra. Si para mí, perder mi empleo es la peor tragedia que me puede ocurrir en la vida, cuando algún amigo o conocido pierda su empleo, yo pensaré que esa persona está terriblemente angustiada o deprimida, y quizás no sea así. Quizás, para esa persona, perder su empleo no es algo que viva como una tragedia. De modo, que podemos sentir empatía (compasión, consideración) pro los demás, pero es difícil precisar el grado o la intensidad de los sentimientos ajenos. Hay muchas variables en juego y por esta razón, es importante tener en cuenta que los sentimientos de cada individuo son muy personales. Podemos tener una idea de cómo se siente, pero nos resultará más difícil acertar con lujo de detalle, cómo se siente esa persona exactamente.

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www.abusoemocional.com @ Mariana Barrancos 2009
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lunes, 27 de julio de 2009

Ayuda Emocional

Ayuda Emocional A Través de la Escucha

A veces, las personas necesitan desahogarse y contar algo que les pasó, algo que sienten profundamente o algo que les ha afectado de una manera particular. Pero no desean compartir esa experiencia con nosotros para que les demos nuestra opinión. No están buscando una respuesta. A veces, sólo necesitan contarlo para sacar afuera sus sentimientos, para liberar tensiones, para poder comprender mejor algo que les ocurrió a través de la repetición.

Suele ocurrir que cuando relatamos algo una y otra vez, vamos como tomando distancia de ese acontecimiento o hecho y lo vamos viendo desde otro lugar, desde un lugar más objetivo. Esto nos permite, de alguna manera, despojarnos un poco de las emociones que venían incluidas en ese hecho y así, nos damos permiso para analizarlo de un modo más racional.

El Dr. Joseph Carver escribió un excelente artículo sobre el Control de la Memoria Emocional en el que menciona cómo algunos veteranos de guerra podían relatar algunos de los horrores que habían vivido durante la guerra, sin mostrar -casi- emociones al respecto. Sus relatos eran fríos y objetivos, como una noticia periodística. Esto se debía a que, con el tiempo y después de tanto contar la misma experiencia, una y otra vez, ya la habían despojado de las emociones fuertes que estaban vinculadas con dicha experiencia.

De igual manera, muchas veces, las personas necesitan hablar reiteradamente sobre un tema determinado, en especial cuando se trata de una experiencia muy movilizadora. Por ejemplo, después de la pérdida de un ser querido, una ruptura sentimental, un situación de estrés y angustia prolongada, un abuso o maltrato físico o emocional, etc. Hay experiencias de vida que pueden afectarnos mucho, emocionalmente. Por esta razón, es natural que tratemos de comprender qué pasó o de buscar consuelo o contención emocional a través del relato reiterado.

Cuando una persona elige compartir con nosotros una experiencia que impactó su vida y su estado emocional de un modo significativo, no siempre está buscando una respuesta de nuestra parte. Muchas veces, sólo necesitan que uno esté allí para oírlos, para ponerles el hombro, para tomarles la mano, pero sin emitir ningún juicio de valor sobre lo que nos están contando.

El mero hecho de “prestarle la oreja” a alguien, de estar allí cuando un amigo nos necesita, es un acto de ayuda emocional. Cuando una persona tiene necesidad de compartir una experiencia emocional con nosotros, quizás sólo necesita que la escuchemos sin juzgarla, sin darle sugerencias, sin inferir que nosotros creemos que lo que hizo está bien o mal, etc. Escuchar a otra persona sin dar nuestra opinión, sin emitir un juicio, sin dar sugerencias, es algo que tiene mucho valor - en especial para las personas que sólo necesitan a alguien que las escuche cuando desean hablar.

Al escuchar de este modo, nos abrimos y nos volvemos receptores de los sentimientos y las emociones ajenas, nos abrimos a las experiencias de los demás, nos damos la posibilidad de aprender a oír a otras personas sin juzgarlas. Este tipo de ayuda emocional puede ser muy valiosa, y en algunos casos, puede ser el único tipo de ayuda que brinde una contención emocional eficaz.

viernes, 24 de julio de 2009

Proyección Emocional

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¿Cuáles son algunas de las causas del abuso emocional?

Muchas veces puede ser un problema de salud mental (algún trastorno de la personalidad) otras veces es simple "maldad"; también puede deberse a la frustración, que suele generar ira; pero otras veces la causa pueden ser emociones y sentimientos no poco menos intensos como la envidia, junto a ciertos problemas psicológicos como la proyección. Veamos un poco qué pasa cuando proyectamos en los demás nuestros propios problemas.

Proyectar un problema propio en otra persona significa traspasar imaginariamente un problema que tenemos y que no deseamos ver o aceptar, responsabilizando de ello a otra persona y acusándola de tener nuestro problema.

Así, una persona puede tener un resentimiento importante contra algún sector de la población particular (por ejemplo, la gente joven o la gente adinerada, o la gente famosa) y le resulta doloroso aceptar ese resentimiento como un problema propio. En un intento por liberarse de esa emoción negativa, puede proyectar la misma en otras personas y decir que son esas otras personas quienes están resentidas contra la gente joven, o la gente rica, o la gente exitosa, etc.

Cuando esta necesidad de proyectar los problemas propios en otras personas se fusiona con una emoción tan negativa como la envidia, se produce un episodio de abuso emocional en el cuál la persona que realmente tiene el problema ataca a otra que no lo tiene (la víctima del abuso emocional), proyectando su problema de resentimiento hacia esa otra persona, especialmente si esa persona (o víctima) tiene alguna cualidad que el abusador envidia.

Para comprenderlo mejor, veamos un ejemplo sencillo:

  • Ana siente mucho resentimiento contra las mujeres bonitas.

  • Pedro es un ejecutivo muy exitoso y admirado por muchas mujeres, y además es un excelente líder.

  • Ana ataca a Pedro diciendo que él es un seductor que sólo le interesa que las mujeres le admiren, pero en realidad no valora a las mujeres y las ve como adornos bonitos.


Aquí podemos ver claramente cómo Ana ha proyectado su resentimiento contra las mujeres bellas, atacando a un hombre de éxito que es considerado un líder en su comunidad. El ataque de Ana a Pedro, además de recurrir al uso de una falacia muy conocida (como la falacia ad hóminem) es un claro ejemplo de abuso emocional.

Ana proyecta su resentimiento hacia las mujeres bellas en Pedro (quién en realidad, no tiene ningún resentimiento contra las mujeres bonitas), pero -no obstante- Ana lo ataca y lo acusa de tener ese tipo de resentimientos, además en su afán por descalificar a Pedro, puede llegar a cuestionar el liderazgo o la capacidad profesional de Pedro.

Las personas con una autoestima saludable, que no tienen problemas con sus sentimientos y emociones, no necesitan agredir ni atacar a nadie. No necesitan proyectar sus propios problemas en los demás. Las personas emocionalmente saludables pueden debatir sin atacar ni descalificar a otras personas. Preste atención a los problemas subyacentes de las personas que proyectan sus frustraciones, resentimientos y sentimientos negativos en otras personas.

• Recuerde: Normalmente, el que "grita más fuerte", no suele ser quién tiene la razón.

miércoles, 22 de julio de 2009

Personas Descartables


En su artículo "Personas con Trastornos de la Personalidad", el Dr. Joseph Carver analiza algunas de las características típicas de las personas manipuladoras que destruyen las relaciones con otras personas.

Entre estas características encontramos las "emociones superficiales". Al respecto, el Dr. Carver nos explica lo siguiente:

  • Emociones superficiales: Las personas saludables siempre se sorprenden y quedan perplejas ante el hecho de que una persona con un trastorno de la personalidad es capaz de desvincularse de una pareja rápidamente, continuar con su vida y mostrar muy pocas emociones, como el remordimiento o la angustia. Una persona con un trastorno de la personalidad puede hallar otra pareja inmediatamente después de una ruptura, generalmente, a los pocos días de la ruptura. Estas mismas personas también pueden desvincularse rápidamente de su familia y sus hijos. Pueden enfadarse con sus padres y no comunicarse con ellos durante años. Una persona con un trastorno de la personalidad puede abandonar a sus hijos, culpando al mismo tiempo a su cónyuge o pareja de su falta de apoyo e interés. Su capacidad de comportarse de esta manera se relaciona con las “emociones superficiales”. La mejor manera de pensar en las emociones superficiales es la de compararlas con tener un automóvil aceptable, por valor de U$D300.00 (192 euros). Usted ha realizado una inversión pequeña en el automóvil y mientras éste funcione bien, usted no tendrá quejas. Usted se toma el trabajo de mantener el vehículo, siempre que los gastos de mantenimiento sean bajos. Si se vuelve caro mantenerlo, debido a problemas mecánicos, es más económico abandonarlo y comprar otro automóvil de U$D300.00, que funcione bien. Así, si recorre una larga distancia, decidirá dejarlo atrás porque llevarlo consigo le resultará más costoso. Una persona con un trastorno de la personalidad tiene emociones superficiales y, con frecuencia, ve a las personas que le rodean como automóviles de U$D300.00. Su inversión emocional en los demás es mínima. Si el padre es muy problemático, rápidamente le deja de lado. Si los padres critican su conducta, entonces finalizan su relación con ellos… hasta que necesite algo.

Las personas manipuladoras, normalmente sufren de algún trastorno de la personalidad como el Trastorno de la Personalidad Narcisista o el Trastorno de la Personalidad Histriónica o el Trastorno de la Personalidad Antisocial.

Para estos manipuladores, las personas no son más que "material descartable". Los abusadores exhiben un fuerte egocentrismo. El mundo gira en torno a sus propias necesidades y los sentimientos y las necesidades ajenas no son importantes.

Cuando establezca una nueva relación, observe si usted "recibe" en la misma medida en que "da". Las relaciones saludables se basan en un intercambio saludable y equitativo, en el que las personas dan, reciben y contribuyen a la relación, en igual medida. Si usted observa un desequilibrio y nota que siempre da mucho más de lo que recibe o que sus sentimientos y sus necesidades no son tenidos en cuenta o respetados, tómelo como un signo de alerta y continúe observando para poder tomar una decisión bien fundada.

Esto no sólo se aplica a las relaciones personales, sino también a las relaciones laborales, educativas, sociales, etc. Recuerde que usted vale tanto como los demás, no vale menos. No tiene obligación de acceder a los caprichos ajenos. No se convierta en material descartable. Comience a tomar las riendas de su vida y valórese más. Usted lo merece.

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@ Mariana Barrancos 2009
Abusoemocional.com
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Palabras que Matan



Quiero compartir con ustedes una excelente reflexión que me llegó por correo electrónico del Club Positivo. La nota, escrita por Carlos Devis, nos recuerda cuán poderosas pueden ser nuestras palabras y la vital importancia de pensar antes de hablar.

Algunas personas dicen que son sinceras,
cuando en realidad están siendo agresivas.

Cuando decimos lo que pensamos sin tener en
cuenta los sentimientos de los demás, nos podemos
convertir en personas imprudentes, y hasta temidas.

No se trata de ser hipócrita, se trata de cuidar
nuestras relaciones y, por consiguiente, a las
personas.

Busca decir lo que piensas de la mejor manera posible.
Así evitarás imprudencias que muy probablemente te
saldrían caras, ya que muchas veces toma años curar
las heridas causadas por una sola de éstas.

Puedes ser firme, y al mismo tiempo ser respetuoso.

Pregunta, escucha y piensa antes de opinar. De este
modo tendrás más elementos para expresar adecuadamente
tus ideas. Es muy importante recordar que lo que uno
piensa es tan sólo una opinión entre muchas, y que,
precisamente por esto, es indicado no actuar como
si uno fuera un exclusivo portavoz de la verdad.

No hay mérito en ser agresivo.

La vida consiste en construir puentes y no
en lanzar piedras.


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Perfil del Abusador



Perfil del abusador

Existen diferentes tipos de abusadores y diferentes grados de abuso intelectual. Por lo general se trata de personas que tienen una marcada inmadurez psicológica o emocional y probablemente hayan sido víctimas de abuso durante su niñez o hayan sido testigos de relaciones abusivas y no han logrado aprender maneras más adecuadas y saludables de relacionarse con los demás.

A menudo, una baja autoestima, la inseguridad y la frustración llevan a una persona a necesitar ejercer cierto control sobre otras personas o a descalificarlas permanentemente.

Entre las características más comunes de los abusadores, podemos citar las siguientes:

- Tienen una baja tolerancia, un temperamento explosivo y cualquier incidente menor desata su agresión.
- Son muy inseguros, excesivamente posesivos y celosos. Tienen una fuerte necesidad de controlar a los demás o restringir sus derechos y su libertad.
- Necesitan de personas sumisas que se sometan a su voluntad.
- A menudo, mantienen relaciones superficiales con diferentes personas.
- No se comprometen afectivamente.
- Tienen expectativas que no son realistas.
- Son demandantes.
- Ordenan, no piden.
- Tienen una alta capacidad de engañar a los demás y se engañan a sí mismos.
- Culpan a los demás de sus propios problemas, o culpan al mundo, a la vida a una situación particular.
- No se hacen cargo del daño que causan.
- No tienen consideración ni sienten o demuestran empatía.
- Suelen tener una doble personalidad: pueden ser amables y encantadores por un lado, y sumamente crueles y sarcásticos por otro.

Estas son características bastante generales. Recordemos siempre que cada persona es única, como lo han sido sus experiencias de vida, y un abusador puede presentar determinadas características personales que no tenga otro abusador.

Los abusadores pueden ser tanto hombres como mujeres, pueden ser padres, empleadores, profesores, figuras de autoridad o amigos (nuestros pares).

Otras características comunes del abusador y de los diferentes tipos de abuso son las siguientes:

- El abusador hace que la víctima se sienta responsable de sus sentimientos, en lugar de hacerse responsable él mismo de sus propios sentimientos.
- Amenaza a la víctima.
- La insulta, humilla, la ataca verbal o físicamente.
- La hace sentir culpable para justificar su acto de abuso.
- Necesita dominar las conversaciones y las ideas, y necesita ser el centro de atención en todo momento.
- Se rehúsa a disculparse, siempre tiene la razón.
- Juzga o rechaza a la víctima o lo que ésta hace.
- Usa castigos y recompensas para manipular emocionalmente a la víctima.
- Invade la privacidad de la víctima.
- Subestima a la víctima, minimiza sus necesidades y sentimientos, o la ignora.

Los abusadores suelen tener una aguda percepción natural, por lo general no consciente, de los puntos débiles de la víctima. El abuso emocional ocurre cuando una persona permita que ocurra. Con esto no queremos justificar al abusador, pero es importante comprender que la víctima también juega un rol en el abuso emocional.

Además, por su parte, los abusadores suelen personas que padecen algún tipo de trastorno de la personalidad. El Dr. Joseph Carver, psicólogo de Ohio, Estados Unidos, ha escrito artículos muy interesantes al respecto. Para conocer más sobre los diferentes tipos de personalidades y trastornos de personalidad de los abusadores, les recomiendo leer el siguiente artículo: Personas con Trastornos de la Personalidad

Perfil de la Víctima



Perfil de la Víctima de Abuso Emocional

Contrariamente a algunas creencias populares, las víctimas de abuso no son débiles ni tienen la “culpa” de las conductas de los abusadores. Su autoestima está debilitada por el maltrato constante.

Tampoco son responsables de los trastornos de la personalidad del abusador. Los abusadores son personas con problemas de salud mental que exhiben ciertas conductas inadecuadas, independientemente de la presencia (o ausencia) de una víctima.

Pero, podríamos decir que hay dos tipos de víctimas: las víctimas inocentes o involuntarias, como los niños, los ancianos, las personas incapacitadas, o aquellas personas que son adultos saludables, pero que desconocen formas más saludables y adecuadas de relacionarse con los demás. Muchos de los problemas de relación entre las víctimas y los abusadores provienen de patrones de conducta y formas de relacionarse e interactuar que no son saludables o adecuados, y que fueron aprendidos a lo largo de sus vidas. En otras palabras, nadie establece una relación de víctima-abusador conscientemente, o porque le guste “sufrir”. Simplemente, las víctimas de abuso emocional, al igual que los abusadores, no conocen otras maneras saludables de establecer relaciones.

Ahora bien, una vez que las víctimas de abuso toman conciencia del tipo de relación en la que están involucradas, o de los tipos de relaciones que tienden a establecer con otras personas, necesitan informarse mejor sobre las relaciones interpersonales y los tipos de personalidades y sus trastornos para poder tomar la decisión de terminar con una relación abusiva. Es por esta razón, que podemos definir un segundo tipo de víctima: la víctima consciente o voluntaria.

Esto tampoco quiere decir que la víctima “disfruta” su rol de víctima, sino simplemente que una vez que comienza a comprender el tipo de relación en la que se encuentra, o los tipos de relaciones que tiende a establecer, es importante que comience a tomar conciencia, también, del hecho de que puede elegir -puede tomar una decisión propia – puede elegir relacionarse de otro modo o con otro tipo de personas.

No se trata de buscar “culpables”, sino de aprender simplemente que existen mejores maneras de relacionarnos con los demás. Se trata de comprender cabalmente cuáles son los diferentes tipos de trastornos de la personalidad, cómo actúan y piensan las personas con problemas psicológicos y qué podemos hacer para no establecer relaciones abusivas o que no son saludables.

La idea de víctima consciente o voluntaria surgió a partir de algunas víctimas de abuso emocional y físico, que aún siendo conscientes del tipo de relación en la que están involucradas, siguen esperando que el abusador cambie. Piensan que si ellas (las víctimas) cambian, entonces quizás el abusador también cambie. A veces, pueden producirse cambios temporales o transitorios, pero la esencia de la personalidad de un abusador no cambia. Y esto es algo sobre lo que la víctima no tiene control. Es por ello, que es igualmente importante tener en cuenta qué cosas están bajo nuestro control y cuáles no.

Las víctimas de abuso emocional pueden controlar sus emociones, pero no las del abusador. Pueden tomar sus propias decisiones de cambio, pero no pueden obligar al abusador a tomar la decisión de cambiar. Hay víctimas de abuso emocional que, por diversas razones, deciden permanecer en una relación abusiva, aun conociendo los problemas psicológicos del abusador y el tipo de relación abusiva que mantienen con él o ella.

Algunos abusadores pueden cambiar. Con una terapia que trate sus problemas de salud mental y un profundo trabajo sobre su propia persona, algunos abusadores cambian y dejan de establecer relaciones abusivas. Pero esto requiere un importante compromiso de parte del abusador, del mismo modo que la víctima necesita comprometerse con resolver sus propios problemas acerca de las relaciones abusivas que establecen con las personas abusadoras.

@ Mariana Barrancos 2008 – 2009

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Personas Controladoras



Personas Controladoras

En una relación, ya sea de pareja, de amistad, familiar, laboral, etc. las personas deben tratarse con respeto mutuo. A veces, nos encontramos con personas que tienen una fuerte necesidad de controlar a los demás. Estas personas suelen presentar algunas de las siguientes características:

· Hacen muchas preguntas, quieren saber qué hacen los demás, todo el tiempo.

· Son personas prejuiciosas y no les permiten a los demás ser cómo son. Esperan que los demás sean cómo ellos desean que sean.

· No admiten cuando se equivocan, siempre justifican sus acciones.

· No intentan resolver conflictos hablando honestamente ni intentan llegar a un acuerdo, sólo quieren resolver los problemas imponiendo su manera de pensar.

· No respetan los sentimientos de los demás, ni las opiniones distintas a las suyas.

· Tampoco respetan las elecciones (preferencias, empleos, amistades, etc.) que hacen las otras personas.

· No aceptan que les digan que NO o que los demás no deseen hacer ciertas cosas.

· No aceptan que los demás cambien de idea.

· No aceptan que las demás personas decidan cuándo quieren terminar la relación (de amistad, de pareja, de trabajo, etc.)

· Espían la correspondencia ajena.

· Escuchan o intentan escuchar conversaciones ajenas.

· Revisan las pertenencias de otras personas sin su permiso.

· No les permiten a los demás tener privacidad.

Además, las personas controladoras suelen usar técnicas como las amenazas (directas o indirectas) o la intimidación para ejercer su control sobre otras personas.

Las personas controladoras son personas muy inseguras, aunque, por fuera, adopten la actitud opuesta. Las personas seguras de sí misma y con una sana autoestima no necesitan controlar a nadie y respetan a los demás, tal como son.

Como lectura complementaria, recomendamos leer el siguiente artículo: Personas con Trastornos de Personalidad

@ Mariana Barrancos – 2009

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Cambio de Actitud



¿En quién centramos nuestra atención?


Si continuamos centrando nuestra atención en el abusador, entonces dedicaremos muy poco tiempo y energía a concentrarnos en nosotros mismos, como víctimas de abuso emocional.


Los abusadores saben exactamente qué decir para hacer sentir culpable o responsable a las víctimas por algo que no tienen culpa alguna. El objetivo del abusador es confundir a las personas para poder mantener el control sobre la víctima y sobre toda la situación.


Si nosotros centramos nuestra atención en ellos (queremos que “ellos” cambien, por ejemplo) caeremos en esa trampa en la cuál nos pasaremos toda la vida hablando del abusador, que es exactamente lo que los abusadores desean que hagamos. De esta manera, les estamos confiriendo cierto poder, cierta autoridad y control sobre nosotros. En cierto modo, los estamos facultando o les estamos dando permiso para hacer lo que ellos saben hacer mejor: controlarlo todo. “Nosotros les otorgamos ese poder de control”.


Por consiguiente, “somos nosotros” quienes podemos elegir centrar nuestra atención en nosotros mismos y cambiar nuestra actitud. Al dirigir nuestra energía y concentrarnos en nuestras necesidades, comenzamos a dedicar también nuestro tiempo y nuestros esfuerzos en nuestro proceso de sanación. Este cambio que implica centrar la atención en nosotros en lugar de centrarla en el abusador, es un cambio de actitud muy importante. Es lo que nos permite recuperar el control sobre una situación o relación particular y sobre nuestras vidas.


No debemos olvidar que los sentimientos y las necesidades de las víctimas no son importantes para un abusador. Al abusador no le importa el daño que le causa a una víctima, sólo le importa satisfacer sus propias necesidades y, en la mayoría de los casos, necesitan a las víctimas para lograr sus objetivos.

Dicho en pocas palabras, los abusadores simplemente no sienten ninguna compasión por sus víctimas. Y queda muy claro, que un abusador no ayudará a una víctima a sobreponerse al abuso que ha padecido. Es posible que monte una farsa, haciéndole creer a la víctima que sólo él (el abusador) la comprende y la puede ayudar, pero el único propósito de esta falsa maniobra de ayuda es retener a la víctima a su lado y que la víctima continúe creyendo en el abusador y dependiendo del abusador, emocionalmente. El abusador no ayudará a la víctima a terminar con una relación abusiva. De modo que deje de centrar su atención en el abusador. El abusador, simplemente, no cambiará de actitud.


Usted, en cambio, sí puede cambiar.


Es por esa táctica de aislamiento que las víctimas de abuso emocional, normalmente se sienten muy solas e incomprendidas. Siente que nadie más comprende por lo que están pasando o que nadie ha experimentado lo mismo. Incluso el hecho de que una víctima tenga conocimiento de que haya otras víctimas de abuso en el mundo, quizás no sea suficiente para mitigar su profundo sentimiento de soledad e incomprensión.


De modo que, por mucho que duela el abuso emocional, por muy injusto que sea que un abusador abuse de usted, por favor, concentre su atención en usted mismo. Deje de centrar su atención en el abusador. Quíteselo de encima, deje de pensar en lo injusto que ha sido con usted, deje de pensar en que el abusador tiene que cambiar y cambie usted su propia actitud. Esto no es fácil. Realmente es algo que requiere mucho esfuerzo y fuerza de voluntad, pero si usted no se ayuda a usted mismo, el abusador no lo hará.


Enfóquese en sus necesidades, enfóquese en sus virtudes o fortalezas, concéntrese en su propio bienestar, centre su atención en aquellas cosas que necesita cambiar en su vida para librarse de un abusador o de una relación abusiva. No comparta esa información con el abusador. Aprenda a respetar su privacidad, permítase tiempo para honrar sus sentimientos comience a cambiar lenta y paulatinamente. Deje atrás lo que no le sirve, dejar atrás lo que pasó no significa “perdonar” u “olvidar”, simplemente significa superar una situación, dejar de vivir dentro del ciclo del abuso emocional y “cambiar el enfoque y la actitud” frente a su propia vida.


Usted tiene el poder de cambiar su vida, el abusador no.


No permita que un abusador le quite ese poder. No le entregue su poder personal a un abusador. No le regale su poder personal a nadie. Es suyo. Es su vida. Usted es la persona que está sufriendo, usted es quien necesita recuperar la confianza en usted mismo y reconstruir su autoestima.


¿Realmente cree que el abusador le dará una mano para que usted pueda alcanzar sus metas personales con éxito? No. Un abusador no le ayudará a reconstruir su autoestima, y tampoco le ayudará a recuperar su confianza en usted mismo.


De modo que, comience a pensar en usted mismo. Olvídese del abusador. Centre su atención en usted. Usted merece toda su atención; el abusador no.


@ Mariana Barrancos – 2009

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