¿En quién centramos nuestra atención?
Si continuamos centrando nuestra atención en el abusador, entonces dedicaremos muy poco tiempo y energía a concentrarnos en nosotros mismos, como víctimas de abuso emocional.
Los abusadores saben exactamente qué decir para hacer sentir culpable o responsable a las víctimas por algo que no tienen culpa alguna. El objetivo del abusador es confundir a las personas para poder mantener el control sobre la víctima y sobre toda la situación.
Si nosotros centramos nuestra atención en ellos (queremos que “ellos” cambien, por ejemplo) caeremos en esa trampa en la cuál nos pasaremos toda la vida hablando del abusador, que es exactamente lo que los abusadores desean que hagamos. De esta manera, les estamos confiriendo cierto poder, cierta autoridad y control sobre nosotros. En cierto modo, los estamos facultando o les estamos dando permiso para hacer lo que ellos saben hacer mejor: controlarlo todo. “Nosotros les otorgamos ese poder de control”.
Por consiguiente, “somos nosotros” quienes podemos elegir centrar nuestra atención en nosotros mismos y cambiar nuestra actitud. Al dirigir nuestra energía y concentrarnos en nuestras necesidades, comenzamos a dedicar también nuestro tiempo y nuestros esfuerzos en nuestro proceso de sanación. Este cambio que implica centrar la atención en nosotros en lugar de centrarla en el abusador, es un cambio de actitud muy importante. Es lo que nos permite recuperar el control sobre una situación o relación particular y sobre nuestras vidas.
No debemos olvidar que los sentimientos y las necesidades de las víctimas no son importantes para un abusador. Al abusador no le importa el daño que le causa a una víctima, sólo le importa satisfacer sus propias necesidades y, en la mayoría de los casos, necesitan a las víctimas para lograr sus objetivos.
Dicho en pocas palabras, los abusadores simplemente no sienten ninguna compasión por sus víctimas. Y queda muy claro, que un abusador no ayudará a una víctima a sobreponerse al abuso que ha padecido. Es posible que monte una farsa, haciéndole creer a la víctima que sólo él (el abusador) la comprende y la puede ayudar, pero el único propósito de esta falsa maniobra de ayuda es retener a la víctima a su lado y que la víctima continúe creyendo en el abusador y dependiendo del abusador, emocionalmente. El abusador no ayudará a la víctima a terminar con una relación abusiva. De modo que deje de centrar su atención en el abusador. El abusador, simplemente, no cambiará de actitud.
Usted, en cambio, sí puede cambiar.
Es por esa táctica de aislamiento que las víctimas de abuso emocional, normalmente se sienten muy solas e incomprendidas. Siente que nadie más comprende por lo que están pasando o que nadie ha experimentado lo mismo. Incluso el hecho de que una víctima tenga conocimiento de que haya otras víctimas de abuso en el mundo, quizás no sea suficiente para mitigar su profundo sentimiento de soledad e incomprensión.
De modo que, por mucho que duela el abuso emocional, por muy injusto que sea que un abusador abuse de usted, por favor, concentre su atención en usted mismo. Deje de centrar su atención en el abusador. Quíteselo de encima, deje de pensar en lo injusto que ha sido con usted, deje de pensar en que el abusador tiene que cambiar y cambie usted su propia actitud. Esto no es fácil. Realmente es algo que requiere mucho esfuerzo y fuerza de voluntad, pero si usted no se ayuda a usted mismo, el abusador no lo hará.
Enfóquese en sus necesidades, enfóquese en sus virtudes o fortalezas, concéntrese en su propio bienestar, centre su atención en aquellas cosas que necesita cambiar en su vida para librarse de un abusador o de una relación abusiva. No comparta esa información con el abusador. Aprenda a respetar su privacidad, permítase tiempo para honrar sus sentimientos comience a cambiar lenta y paulatinamente. Deje atrás lo que no le sirve, dejar atrás lo que pasó no significa “perdonar” u “olvidar”, simplemente significa superar una situación, dejar de vivir dentro del ciclo del abuso emocional y “cambiar el enfoque y la actitud” frente a su propia vida.
Usted tiene el poder de cambiar su vida, el abusador no.
No permita que un abusador le quite ese poder. No le entregue su poder personal a un abusador. No le regale su poder personal a nadie. Es suyo. Es su vida. Usted es la persona que está sufriendo, usted es quien necesita recuperar la confianza en usted mismo y reconstruir su autoestima.
¿Realmente cree que el abusador le dará una mano para que usted pueda alcanzar sus metas personales con éxito? No. Un abusador no le ayudará a reconstruir su autoestima, y tampoco le ayudará a recuperar su confianza en usted mismo.
De modo que, comience a pensar en usted mismo. Olvídese del abusador. Centre su atención en usted. Usted merece toda su atención; el abusador no.
@ Mariana Barrancos – 2009
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