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Contrariamente a algunas creencias populares, las víctimas de abuso no son débiles ni tienen la “culpa” de las conductas de los abusadores. Su autoestima está debilitada por el maltrato constante.
Tampoco son responsables de los trastornos de la personalidad del abusador. Los abusadores son personas con problemas de salud mental que exhiben ciertas conductas inadecuadas, independientemente de la presencia (o ausencia) de una víctima.
Pero, podríamos decir que hay dos tipos de víctimas: las víctimas inocentes o involuntarias, como los niños, los ancianos, las personas incapacitadas, o aquellas personas que son adultos saludables, pero que desconocen formas más saludables y adecuadas de relacionarse con los demás. Muchos de los problemas de relación entre las víctimas y los abusadores provienen de patrones de conducta y formas de relacionarse e interactuar que no son saludables o adecuados, y que fueron aprendidos a lo largo de sus vidas. En otras palabras, nadie establece una relación de víctima-abusador conscientemente, o porque le guste “sufrir”. Simplemente, las víctimas de abuso emocional, al igual que los abusadores, no conocen otras maneras saludables de establecer relaciones.
Ahora bien, una vez que las víctimas de abuso toman conciencia del tipo de relación en la que están involucradas, o de los tipos de relaciones que tienden a establecer con otras personas, necesitan informarse mejor sobre las relaciones interpersonales y los tipos de personalidades y sus trastornos para poder tomar la decisión de terminar con una relación abusiva. Es por esta razón, que podemos definir un segundo tipo de víctima: la víctima consciente o voluntaria.
Esto tampoco quiere decir que la víctima “disfruta” su rol de víctima, sino simplemente que una vez que comienza a comprender el tipo de relación en la que se encuentra, o los tipos de relaciones que tiende a establecer, es importante que comience a tomar conciencia, también, del hecho de que puede elegir -puede tomar una decisión propia – puede elegir relacionarse de otro modo o con otro tipo de personas.
No se trata de buscar “culpables”, sino de aprender simplemente que existen mejores maneras de relacionarnos con los demás. Se trata de comprender cabalmente cuáles son los diferentes tipos de trastornos de la personalidad, cómo actúan y piensan las personas con problemas psicológicos y qué podemos hacer para no establecer relaciones abusivas o que no son saludables.
La idea de víctima consciente o voluntaria surgió a partir de algunas víctimas de abuso emocional y físico, que aún siendo conscientes del tipo de relación en la que están involucradas, siguen esperando que el abusador cambie. Piensan que si ellas (las víctimas) cambian, entonces quizás el abusador también cambie. A veces, pueden producirse cambios temporales o transitorios, pero la esencia de la personalidad de un abusador no cambia. Y esto es algo sobre lo que la víctima no tiene control. Es por ello, que es igualmente importante tener en cuenta qué cosas están bajo nuestro control y cuáles no.
Las víctimas de abuso emocional pueden controlar sus emociones, pero no las del abusador. Pueden tomar sus propias decisiones de cambio, pero no pueden obligar al abusador a tomar la decisión de cambiar. Hay víctimas de abuso emocional que, por diversas razones, deciden permanecer en una relación abusiva, aun conociendo los problemas psicológicos del abusador y el tipo de relación abusiva que mantienen con él o ella.
Algunos abusadores pueden cambiar. Con una terapia que trate sus problemas de salud mental y un profundo trabajo sobre su propia persona, algunos abusadores cambian y dejan de establecer relaciones abusivas. Pero esto requiere un importante compromiso de parte del abusador, del mismo modo que la víctima necesita comprometerse con resolver sus propios problemas acerca de las relaciones abusivas que establecen con las personas abusadoras.
@ Mariana Barrancos 2008 – 2009
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