domingo, 13 de diciembre de 2009

La duda, nuestra amiga fiel



Un refrán popular nos dice: “Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.

Como señalamos anteriormente, es bueno desarrollar un sano escepticismo, aunque esto no quiere decir que nos volvamos paranoicos y pensemos que cualquier persona que nos abre los brazos o nos tiende una mano, nos adula, o nos regala una sonrisa, es un abusador en potencia.
Simplemente, conviene aprender a leer entre líneas.

Y para lograr desarrollar esta habilidad es buena idea informarse bien sobre las relaciones humanas y tomarse tiempo para observar y evaluar las distintas conductas, perspectivas y actitudes de las personas; como también, su manera de relacionarse con los demás.

Las personas emplean distintos patrones de pensamiento, perciben las cosas y razonan de distinta manera, por lo que es importante aprender a tomar cierta distancia prudente respecto de lo que dice una persona y aprender a interpretar correctamente “qué” es lo que en realidad nos está diciendo.

El tiempo y la distancia son sabios consejeros y herramientas útiles a la hora de evaluar una persona o una relación. ¿Para qué correr? ¿Quién nos apura? Con el tiempo, podemos analizar la conducta de una persona en los distintos ámbitos de su vida. No corra, tómese tiempo para conocer a la gente.